Si nunca has pasado la inspección técnica a tu vehículo, esto es lo que te vas a encontrar una vez llegues a la estación.
Nada más llegar a la estación encontrarás una oficina donde deberás presentar toda la documentación necesaria, y abonar el precio de la inspección.
Una vez hecho esto, el administrativo te señalará la cola en la que deberás situar tu vehículo. Cuando llegue tu turno te encontrarás:
Primera fase: estado exterior del vehículo, luces y elementos de seguridad. Nada más llegar, un inspector comprobará el estado del exterior e interior del vehículo (golpes y abolladuras excesivos, tapicería rota o demasiado desgastada…) y realizará un chequeo de todas las luces, intermitentes, limpiaparabrisas (importante tenerlo en perfecto estado y con líquido (link)) y cinturones de tu vehículo.
Segunda fase: emisiones y frenos. A continuación serás guiado a unos rodillos donde tendrás que acelerar el coche para comprobar que tu vehículo no supera la cantidad de emisiones de CO2 reglamentarias, y más tarde se comprobará la potencia de frenado del vehículo.
Tercera fase: Parte baja del vehículo. Lo siguiente que sucederá es que serás conducido a un foso donde chequearán la parte baja del vehículo, comprobando que no tenga pérdidas de líquidos, que el estado de la suspensión sea el correcto y que la dirección funcione adecuadamente.
Cuarta fase: Resultado. Una vez terminado todo este proceso, el inspector te dará un informe y serás guiado a una oficina, donde se te informará si la inspección ha resultado favorable, y te dará tu pegatina, o desfavorable, en cuyo caso se te indicará qué hacer.